"Allí donde se comienza quemando libros,
se termina quemando hombres"
(Heinrich Heine)
La censura es un complejo concepto utilizada de diversas formas a través de la historia, podemos decir que la censura va desde una crítica negativa hasta el oficio censor ejercido en sistemas de poder a través de la fuerza, principalmente. La censura también es intrínseca a la naturaleza humana, nos censuramos para velar un opinión o una verdad desde nosotros mismos.
En el arte la censura ha sido una constante a través de la historia conocida y desconocida, y como definimos anteriormente a la LIJ como un arte y ésta no ha sido la excepción en cuanto a censuras famosas y emblemáticas a través del tiempo.
Biblioclastas: genocidas culturales
El término genérico (y poco conocido) que se utiliza para denominar a los quemadores de libros es el de "biblioclastas", y los hubo a lo largo de toda la historia, en toda tiranía y dictadura que hubiera. Los bibloclastas eliminan la evidencia de una historia, un pasado, un pensamiento; y esto equivale a la eliminación, casi en efecto, de una población.
Famoso es el cuento "Un elefante ocupa mucho espacio" de Elsa Bornemann que fue censurado por la dictadura Argentina porque este llamaba a la huelga y subversión del pueblo contra el nuevo régimen autoritario de turno, ya que el cuento coincidente mente trata de una huelga de animales de un circo...
Otros de los casos más conocidos es el de Alicia en el país de las maravillas, prohibido en la provincia china de Hunan en 1931. El artífice de esta genialidad es el general Ho Chien, que consideró inaceptable que los animales del libro hablaran y se comportaran como los seres humanos. Consideraba que colocar a humanos y a animales en el mismo nivel sería desastroso para China. Y menos mal que no cayó en sus manos Rebelión en la granja porque le habría dado un patatús. La ley que prohíbe leer el libro de Lewis Carroll se mantiene hasta nuestros días, por lo que en la zona se recomienda no leer el libro para evitar problemas con las autoridades.
Y por último, es el caso célebre de libro infantil censurado es la saga de Harry Potter. Que las aventuras del joven mago sean censuradas en los Emiratos Árabes bajo la acusación de incentivar a la brujería quizá no sorprenda tanto como las numerosas batallas legales que el primer tomo de la saga tuvo que afrontar en sus comienzos en EEUU, el país de las libertades y de la doble moral. Esta censura se extendió a Canadá, donde una escuela exigió autorización a los padres para que los alumnos pudieran leer unas aventuras que para muchos eran apología no solo de brujería, sino también de magia negra y de satanismo. En Alamogordo, Nuevo México, varios cientos de miembros de la Iglesia de la Comunidad de Cristo incineraron una treintena de ejemplares mientras cantaban himnos religiosos. Para el Pastor Jack Brock Harry Potter era el demonio. El mismo motivo, acusación de brujería, ha llevado a prohibir también Puente hacia Terabithiade Katherine Paterson.
Como corolario de la censura en la literatura infantil, podemos decir que el efecto pretendido con censurar estas obras lograron el efecto contrario elevado al éxito más rotundo. La censura por muy encarnizada que sea, siempre es revertida porque la libertad del conocimiento, del arte, y de la real trascendencia atraviesan las barreras del tiempo, de modas y sobre todo de la prohibición y censura.
Bibliografía: